CAPITULO XVIII

CAPITULO XVIII

–Estás preciosa, ¿lo sabes? – dice cogiendome por cintura y acercándome a él lentamente mientras me toca la mejilla con la mano y sus ojos se posan en los míos.

Los míos también se fijan en los suyos y no los puedo apartar. Me siento extraña y no sé como reaccionar. Acerca más su cara y puedo sentir su aliento mentolado. Nuestras narices se pegan y está a punto de besarme. Sus labios poco a poco se acercan más a los míos. Cierro los ojos y espero. Los roza suavemente y está dispuesto a seguir, pero un sonoro “Rogamos a todos los compradores que vayan acabando, ya que se acerca la hora del cierre” nos interrumpe y estropea toda escena.

Nos separamos un poco. Estoy incómoda por lo que casi pasó. Quiero decir. Ya nos hemos dado besos antes. Pero ninguno de verdad. Era algo como entre picos y cosas que no significan nada. Pero esto iba a ser diferente

Harry intenta carraspear para cambiar de tema o desviar mi atención de eso. Pero realmente no creo que carraspear sea la mejor palabra. Ha sido una mezcla rara de carraspeo, estornudo, tosido y ahogo.

Me empiezo a reír.

–¿Qué ha sido eso? – exclamo entre risas tontas. Aún me está sujetando.

–No lo sé – sus ojos se vuelven a clavar en los míos. El corazón me a cien por cien. Por favor bésame ya. Pero él me suelta y sonríe – será mejor que nos cabiemos y vayamos a pagar. Casi es por la noche, y mañana hay que levantarse temprano para ensayar.

Cada uno va a un vesstidor diferente y nos quitamos los disfraces. Me vuelvo a poner la misma ropa. Salimos fuera y vamos a pagar a la caja. La cajera nos mira con mala cara y luego mira el reloj. Supongo que ya sabrá la hora, pero lo hace para que yo y Harry nos demos cuenta de que hemos tardado mucho.

Le entregamos los disfraces, y cuando vé cuales son abre mucho los ojos y empieza a sudar amabilidad. Supongo que realmente son caros.

–Son mil...

–Prefiero no saber el precio. Pago con tarjeta – dijo extendiéndosela. La mujer la cogió y la pasó por uno de esos aparatitos que hacen bip bip. Cuando yo era pequeña tenía uno de plástico casi igual que venía con la Nancy. Oh dios, como adoraba a mi Nancy.

–¿En qué piensas? – me pregunta con cara sonriente. Supongo que me debí de haber quedado embobada.

–En la Nancy que tenía de pequeña.

–¿Qué es una Nancy?

–Oh, no me jodas. Es imposible que no sepas lo que es una Nancy.

–Pues jódete porque no sé lo que es.

–Es una muñeca.

–Ahhh, creo que ya me acuerdo. Mi hermana tenía una.

–¿Tenía? La gente las suele guardar, ya sabes, en el desván. Un bonito recuerdo de la infancia.

–Le rompí el cuello.

–Maldito asesino de recuerdos bonitos.

–Si tampoco fué para tanto. Quiero decir, yo era muy así de pequeño. Además, no compadezcas a Gemma, ella rompió mi Power Ranger rojo. Bueno, su brazo.

–¿Es ese que tienes en tu cuarto con cinta adeshiva?

–Yep.

–A mi me gustaba la rosa. Ya sabes, por ser chica y tal.

–Pero si tú odias el rosa.

–Bueno, depende. En realidad me encanta, pero solo si lo combino con blanco o beige.

–Tus dos colores favoritos.

–Yep. ¿Cuando llegamos a conocernos tanto?

–No lo sé. En dos semanas la gente aprende mucho – dice poniendo su mano encima de mi hombro mientras salimos del edificio y saca el movil. Llama a un taxi y subimos. Le decimos la dirección y nos lleva. Al salir Harry le paga. Me siento mal con todo esto de que Harry pague.

Empezamos a caminar hacía la casa. Abrimos la puerta. Las luces están apagadas y no hay nadie en casa. Lea y Louis deberían haber vuelto hace tiempo. A lo mejor se habrán ido por ahí los dos. Qué monos.

–¿Donde estarán? – pregunto.

–No lo sé, pero voy a dejar los disfraces en tu cuarto y ahora vamos a ensayar.

–¿No sería mejor que fuese una sorpresa? Lo de los disfraces digo. No quiero que los vea ni siquiera Lea.

–Si tu quieres... –dice poniendo los ojos en blanco y susurrando algo relacionado con las chicas y su entusiasmo.

Río por lo bajo y abro la puerta para que salgamos. Pero me acuerdo de que quería ponerme algo y salgo disparada a mi habitación. Entro y busco el cajón de las diademas. Un lazo blanco pequeño con lunares negros nunca sobra. Vuelvo corriendo hacía la puerta. Harry me está esperando. Me ira confuso hasta que ve el lazo y sonríe a desaprobación.

–Bueno, ya estoy lista.

–¿Estás obsesionada con las diademas?

–Solo me gustan. Además tampoco es que tenga muchas – digo mientras estamos caminando por el pasillo hacía la sala de música.

–Ya, y esas pocas que tú tienes ¿cuantas son? –pregunta divertido.

–Cuarenta y dos diademas de lazos, trece lazos clip y dieciséis gomas con lazos – exclamo emocionada – Ah, más las tres diademas que me compré el sábado pasado. Cuarenta y cinco.

–Fiuuuu – sopla mareado – tienes más que cualquier tienda.

–Podría abrir una tienda – digo riendo.

Abrimos la puerta y nos encontramos con un panorama un poco extraño. Zayn está besando, más bien se está tragando a una chica de estatura media, rubia, de ojos aules y con un lazo.

–Oh dios mío. Qué lazo – exclamo. El pobre creo que está harto de eso.

Harry carraspea sonoramente para llamar la atención. Creo que se acaban de dar cuenta de que estamos allí.

–Esto...ella es Amelie – dice un poco incómodo mientras nos presenta a la chica rubia de su lado. Dios mío que lazo.

–Harry. Y la increíblemente obsesionada con los lazos es Kat – dice presentándonos – Bueno, nosotros queríamos ensayar, Kat cantará mañana y aun tiene que practicar. Pero si queréis intimidad nuestro apartamento está vacío – dice Harry con una sonrisa pícara mientras lanza las llaves al aire para que Zayn las coja.

Ellos se van silenciosamente. Ella parece realmente maja. Espero que más tarde podamos ser amigas. Amigas de verdad.

Harry se sienta en el taburete del piano y me hace una seña para que me ponga con él. Me siento en su regazo y empiezo a cantar. Estamos así durante horas. Hasta que realmente me siento preparada.

Es por la mañana. Bueno, debería ser. Anoche estuvimos hasta las tantas ensayando y con lo cansada que estuve he dormido hasta ahora. Son las 3 del medio día. Me levanto y somnolienta voy a la cacina. Todos están hablando animadamente sobre yo qué sé. Louis está vestido con un traje extraño de oso panda.

–Hey ya – exclamo.

–Mira qué guapa está mi bella durmiente con el pelo despeinado y enredado – dice Harry mientras me da un beso en la mejilla.

–¿Qué haces vestido así Lou? – pregunto recogiendo mi pelo en un moño despeinado.

–Es nuestro disfraz – responde Lea – no quieras verme a mi.

–Ni quiero – digo riendo.

–¿Vosotros de qué iréis?

–Aaaah, sorpresa sorpresa...

–Una pista.

–Algo que nunca en mi vida me pondría.

–¿Pirata? ¿India? ¿Vaquera? – pregunta Lea conociendo mis gustos.

–Nop, ya lo verás.

Las siete y cuarto de la tarde. A las ocho es el baile. Entro en el baño para ducharme y lavarme el pelo. Saco el vestido de su funda y lo cuelgo en un gancho. Esty nerviosa. Presiento que esta noche pasrá algo....

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Vale, este es definitivamente el peor de los peores capítulos que he escrito. Intentaré que el siguiente sea mejor. Lo siento mucho D: