CAPITULO XV

CAPITULO XV

Sonrío y poco a poco las lágrimas se van. Baja la cabeza y me besa la frente suavemente.

–Ahora concentrémonos en que te pongas bien.

Llegamos a la enfermería y la señorita Winder me toma la tensión. Está bien. Nos deja marchar y nos hace elegir entre volver a clase o ir a casa. Quiero irme a casa, pero sé que Harry adora las matemáticas, así que le digo que quiero ir a clase. Por él. Salimos de allí y vamos por el pasillo. Estamos en silencio. 

–¿Tu tienes cosquillas? – rompe la tranquilidad.

–¿Qué tipo de pregunta es esa?

–¿Argumentativa?

–Tu de lengua no mucho ¿no?

–Hombre, a qué  lengua te refieres, porque de obras de Sheakspere no mucho, pero te aseguro que que beso mejor que Romeo. Si quieres te dejo comprobarlo.

–Idiota – refufuño. Pero sí que quiero comprobarlo.

–¿Pero a que soy un idiota adorablemente sexy? – pregunta alzando las cejas con una sonrisa de oreja a oreja.

Sonrío y murmullo algo por lo bajo que ni yo llego a entender.

Seguimos varios segundos en silencio hasta que siento algo extraño. En ese momento empiezo a reír como una idiota. Cosquillas.

–Para. Harry para. Te odio – digo entre risas.

–¿Ves como soy un chico muy divertido?

–He negado alguna vez yo eso?

Llamamos a la puerta de clase y pedimos permiso para entrar. El profesor nos da  permiso y entramos. Antes de avanzar nos coge en una esquina y prgunta:

–¿Katrina, hay algún problema?

–No, ninguno.

–En realidad a mi me gustaría preguntarle algo en relación con la ecuación que h puesto en la pizarra – dice mirándome a mi de reojo – Kat, ve a sentarte, que aún estás débil.

Y una mierda Harry. Aunque callo y asiento. Me dirijo a mi sitio. Sé que lo que menos hará Harry es hablar sobre la ecuación. Todo está igual a como lo he dejado.

Pronto Harry se sienta a mi lado. No pido explicaciones. Ni le comento nada sobre eso. Finjo haberle creído y no intento parecer enfadada ni nada. En realidad estoy harta de estar siempre enfadada.

La clase pasa rápidamente, y las dos siguientes también. Estoy realmente aburrida. No entiendo nada y Harry no parece ayudar porque solo se pasa el rato escribiendo letras de yo que sé en un cuaderno, pero siempre que le preguntan algo, y eso sucede a menudo, con solo una mirada de varios segundos ya sabe resolverla. Es un verdadero genio en matemáticas, pero siempre pasa de todo.

Es mediodía. Todo el mundo está obligado a ir al comedor. Me levanto de la silla y meto todas mis cosas dentro de la mochila. La dejo encima de la silla como hacen todos y me voy junto a Harry hacía el comedor.

–¿Y bueno, que quieres comer? – pregunto yendo hacía el bufé libre.

–Hmmm, déjame pensar...¿qué te parece que tomemos espaguetis? Ya sabes, como la dama y el vagabundo, o en este caso, el increíblemente atractivo y sexy cantante de pop y la chica bella que conoció hace poco – pregunta cogiéndome por la cintura y alzándome en el aire mientras me hacía cosquillas.

Dejo salir un pequeño gritito de sorpresa y empiezo a reír. Ma coge en brazos como a un niño pequeño y intento escapar agitando las manos y los pies.

La gente nos empieza a mirar.

–Harry bájame, Harry para ya que nos está mirando la gente – digo agitando las manos entre risas.

Finalmente veo que Harry me hace caso. Me baja, pero solo por unos segundos, porque vuelve a cogerme en la típica posición del saco de patatas. Va hacía el bufé y escoge un plato llenísimo de espaguetis.

–¡Harry! ¿y que comeré yo? – pregunto medio chillando – si esto es una indirecta para decirme que haga dieta porque peso mucho no lo estás haciendo bien.

–Si, es que eres como una foca, no te jode. Ya te he dicho que quiero comer espaguetis contigo, pero tu ni caso – decía con una bandeja blanca de plástico en una mano y la otra pegata a mis muslos para que no me cayese.

La gente sigue mirándonos pero a él le da igual. Camina rápido y a veces tiene que pedir perdón porque suele empuzar a gente. Finalente llegamos a una de las trinta mesas de seis personas. Allí estan todos los de la banda, junto con Lea al lado de Louis.

–Hey ya ¿nos hacéis un sitio? – dice Harry poniéndome en el suelo. Aliso mis pantalones y me paso los dedos por el pelo. Mierda.

Le coy una anorme colleja de broma, pero parece que me he pasado, un poquito. Empiezo a reír.

–¿Que ha sido eso? – preugnta dándose la vuelta con una sonrisa.

–Me has estropeado los rizos. ¿Sabes lo que cuesta que queden tan perfectos? No, no lo sabes, porque tú no tienes esos increíbles rizos que yo tengo – digo indignada agitándole la mano para señalar que estoy dispuesta a darle otra colleja.

Pero pasa algo sorprendente. Toda, pero toda la mesa estalla en carcajadas, menos yo Harry y Lea. Es Liam el que se seca las lágrimas de la risa antes y responde a mi cara de interrogación.

–Verás, esa misma frase nos la repite Harry cada vez que algún objeto no identificado o identificado le toca el pelo. Es increíble escucharlo en boca de otra persona, y encima decírselo a él.  En fin sentaos entre mí y Niall.

Los dos se apartan un poco y dejan espacio suficiente para una persona. Una sola persona. Harry aprovecha y se sienta rápidamente. Pone la bandeja en la mesa.

–Bueno, esto, me podríais hacer un hueco ¿porfavor? – pregunto algo avergonzada.

–No hay sitio. Se siente – dice Zayn – el que antes llega se queda con él mejor sitio. No haber tardado tanto – pero siempre que quieras puedes sentarte en el regazo de Harry, no creo que a él le importe.

Me ruborizo y me quedo de pié. Hasta que Harry me extiende la mano y me siento en su regazo. Qué verguenza. Creo que está tan rojo como yo. Todos empiezan a comer y a hablar animadamente. Me siento incómoda y no toco el plato.

–Solo un a cosita – dice Louis – ¿porque Kat no tiene plato?

–Harry no me ha dejado escoger nada porque me cogió como a un saco de patatas y me llevó hasta aquí sin permiso. Así que hoy haré dieta.

–Mentirosa. Te he dicho que quiero comer espaguetis contigo, por eso te he cogido de esa manera.

–Ya pero lo más normal habría sido algo por estilo a “Eh Kat, ¿quieres que los dos comamos espaguetis? He oído que están muy buenos – digo imitando la voz de Harry.

–Bueno, pues ahora te toca comer conmigo – exclama extendiéndome un tenedor. Lo tomo de mala gana y empiezo a comer. Muchas veces nuestros tenedores se chocan y me siento bastante extraña, pero intento apartar ese sentimiento de mi cabeza.

Un grupito  de chicas, se acercan con verguenza a nuestra mesa y piden por favor si les pueden dar un autógrafo. Todos les sonríen y asienten mientars se limpian las manos para poder firmar. Harry hace lo mismo.

Acabamos de comer hablando y dejamos las bandejas en su sitio. Poco después la campana suena y nos vamos a clase. Toca música.

Entramos en clase y nos sentamos. La profesora llega y se presenta. Es maja. Pasa lista y se para al ver el nombre de Harry Styles.

–Bueno, en esta clase tenemos a uno de esos increíbles cantantes ¿no? Que te parece si nos haces una pequeña demostración a toda la clase ¿te parece bien?

–Si, pero con una condición.

–Soy todo oídos.

–Quero que ella cante conmigo – dice cogiéndome de la mano mientras se levanta.