miércoles, 1 de mayo de 2013

CAPITULO XXVI


CAPITULO XXVI:

Estoy sentada en la mesa rectangular de mi comedor. Encima de ella hay una taza mía de café, y dos vasos transparentes llenos de Coca Cola. Mi hermano está sentado cerca, y Harry en la otra punta, lo más lejos posible de mí. Tiene bolsas malva debajo de los ojos,  y el rostro cansado. Es comprensible. Se ha pasado la noche durmiendo en el sofá, y sobre las cinco y media, mi gato ha tenido la gran idea de saltarle encima de la cara y arañarle todo. Dios mío que risas. Ha gritado como nunca. Hasta yo me he despertado. Cuando bajé las escaleras me encontré al pobre Harry desinfectándose la sangre de la cara y el cuello con una expresión enfurruñada mientras mi hermano se descojonaba en el suelo. Ahora su cara está llena de rallitas rojizas.
Un silencio incómodo reina en el ambiente. Me siento extraña. Doy pequeños sorbitos de mi café hasta empezar a beber aceleradamente. Me atraganto. Estoy a punto de escupir  encima del mantel cuando me lo trago todo de golpe. Estoy intentando volver a respirar cundo me llevo el hostión de mi vida. Giro la cabeza y veo una mueca dibujada en el rostro sonriente de mi hermano.
–Para que no te ahogues – dice de forma burlona mientras que por debajo de la mesa le choca la mano a Harry. Espera, ¿me he perdido algo? Espero que estos dos no se compinchen porqué ya puedo verme a mí en un futuro no lejano desgraciada y pobre, y Harry y Luke en la cima partiéndose. Pero para evitar eso debo mantener mi posición y poner el punto sobre la i. Así que levanto la mano y la choco contra su mejilla.
–Para que no te atragante riendo, querido hermano – digo con ironía y sequedad mientras le dedico una de mis tan bonitas e perfectas sonrisas. Me está mirando perplejo mientras coloca poco a poco la mano sobre la mejilla enrojecida. Pero nada se compara con la cara de asombro de Harry. Vuelvo mi cabeza y le dedico a él también una sonrisa angelical – te presento a mi yo enfadado.
Asiente rápidamente y baja la cabeza. Su mano se dirige hacía uno de los vasos con refresco. Coge el más lleno, con la burbujas casi disueltas, pero aún explotando. Levanto la barbilla y sonrío a superioridad.
–¿Como te has podido enamorar del monstruo de mi hermana? – pregunta Luke mientras se zampa un trozo de tarta. Le fulmino con la mirada, pero se me escapa la risa al ver que tiene la cara llena de crema blanca.
–No es un monstruo – exclama él. Aish, qué mono, si es que me lo como entero. Esos rizos, esos ojazos... Le dedico una mirada dulce,  estoy a punto de sonreírle – bueno, solo a veces – se me borra la sonrisa ¿cómo puede ser tan cerdo y tan descarado? ¿pero él no se ha visto? Juro que si me levanto me voy y le pego tres hostias bien dadas. Nota el fueguecito malvado de mis ojos y rectifica rápidamente – no la mayor parte del tiempo.
Sigo enfada y enfurruñada. Cruzo mis brazos y me dejo caer en la silla como si fuese un sofá. Já. Ya le gustaría a él una novia como yo. Pero, realmente, de las millones de fans que darían lo que fuese por estar con él (y creedme, lo que fuese), está sentado en una mesa, bebiendo CocaCola, en un pequeño chalet de un pequeño pueblecito con una chica no muy guapa, no muy mona, no muy alta, no muy sofisticada y nada rica. Nunca había pensado en eso. Relajo mi frente y deshago mis brazos cruzados.
Pero, si de verdad Harry está aquí, escondido en un pueblecito con no más de setenta mil habitantes, durmiendo en un sofá y tomando café del modesto, significa que a lo mejor está interesado en mi. Eso explicaría los besos. Pero, a lo mejor eso se le pasa. Y yo me estoy enamorando de un chico que de la noche a la mañana se iría y me diría adiós en un sms des de su móvil de ochocientas libras.
Entonces nunca es seguro que se vaya. Esta mañana podría haber hecho su maleta. O esta mañana se podría haber hartado de todo. Y entonces me dejaría sola, y esos besos no serían nada, ni esas declaraciones, ni ese vestido caro ¡nada! Tal vez sea por eso, tal vez sea porque es la segunda vez que quiero decirle que si y no puedo, tal vez es porque he bebido mucho café, no lo sé, pero las lágrimas se asoman y para evitar que las vean salgo disparada.
Subo por las escaleras tropezándome con mis propios pies. Entro en mi habitación y cierro la puerta con pestillo. Acto seguido me tiro encima de la cama deshecha y empiezo a llorar.


Harry miró extrañado hacía la dirrección de las escaleras. Volvió la cabeza con una expresión interrogatoria hacía su nuevo amigo. El rubio miraba con ceño fruncido y brazos cruzados la taza vacía de café de su hermana.
–Será mejor que suba a ver... – empezó el chico, pero Luke negó lentamente con la cabeza y bajó la mirada. Arrugó la frente y apoyó la barbilla en su propio pecho.
–Déjala.
–Pero... – protestó éste y volvió a mirar con preocupación las escaleras. Vió un punto rosa fuerte en uno de los escalones. Las pantuflas. Levantó la comisura de la boca viéndolas, aunque instantáneamente volvió a bajarlo, pensando en qué le podría pasar – tal vez si que necesite que vaya a verla – dijo mientras separaba la silla de la mesa y se disponía a caminar.
–¡Te he dicho que la dejes! – gritó él hombre. Harry sintió como el vello de su nuca se erizaba. Rápidamente se volvió a sentar.
Segundos después, cuando Luke se calmó, descruzó los brazos y puso los codos sobre la mesa. Harry estaba jugueteando nerviosamente con el vaso vacío, cambiándolo de lugar para ver como se alargaba su sombra.
–Me extraña que la veas sin peinar, con ropa de casa y sin arreglar y te parezca tan extraño que se ponga llorar de la nada. Quiero decir, te debería haber contado eso– dijo el hermano mayor.
–En relación con eso, no hacía falta que me lo contara. Tuvo dos ataques y se desmayó una vez – dijo serio – fuí yo quien la acompañó – metió su mano en el bolsillo del pantalón de pijama y sacó varias cápsulas de color rosado – le han dado esto.
Luke las cogió y les dió la vuelta. Leyó atentamente y erizó la frente. Volvió a girarlas para tener una última mirada del aspecto y se las devolvió.
–Són el doble de fuertes que las de antes.
Harry no dijo nada, solo las volvió a meter en el bolsillo. Tocó uno de los arañazos de su cara y se lo rascó.
–¿Porqué las llevas contigo?
–Por si se encuentra mal, ya sabes lo despistada y torpe que és.
Luke levantó la barbilla y sonrió. Era una sonrisa sincera.
–Anda hombretón, ve a consolarla.
Harry también sonrió, y con prisas se levantó de la silla y empezó a correr escaleras arriba.


–¡Louis! Te he dicho que no me tires nada a la cara – exclamó una rubia divertida.
–No era la cara, era el cuello, t o n t a – burló él, aunque la última palabra la deletreó, cosa que hizo que ella se enfadara falsamente y le sacara la lengua, para, acto seguido, estallar en risas.
De pronto se oye un pitido. Los dos giran la cabeza y observan la pantalla del portatil de parpadear y pitar. Se acercan y él mueve el ratón. El negro se transforma en una foto de Lea y Kat poniendo morritos. Ella sonríe al verlo. En la parte derecha de la pantalla, abajo, hay un recuadro blanco avisando de que han recibido un nuevo E-mail.
Él lo abre y acto seguido se encuentran con una gran carta que empieza mostrango las siglas de la Universidad.

“Estimados alumnos, les informamos de que tras el horroroso incendio, los expertos han confirmado lo que peor nos teníamos. Aparte de tener que reconstruir toda la parte quemada habrá que reconstruir totalmente la estructura que sujeta el resto del edificio. Se nos ha hecho una estimación de precio, siendo muy caro. Pero, hemos sacado fondos, y de esta manera se podrá pagar. El único problema sigue siendo el tiempo. Estamos a medianos de junio, y, contratando muchos trabajadores eficaces tardaremos hasta medianos de agosto. Así que todo el curso quedará trasladado para más tarde, quedando paralelo con el año escolar.
Nuestras más sinceras disculpas,
La Dirrección del centro.”

–Madre mía, tenemos dos meses de verano para hacer lo que nos da la gana – exclama Lea contenta mientras se puso a saltar en la cama. Louis también estaba sorprendido, pero no tan emocionado como ella. Está mirando la pantalla con cara de preocupación.
–¿Qué te pasa? – preguntó ella, al ver la cara extraña que ponía su amigo.
–¿Quién és Christian Thomas? – preguntó éste dándose la vuela con los brazos cruzados. En su cara se notaba la imediata irritación por el rizo de la frente.
Lea calló y no dijo nada, solo le miraba a los ojos mientras éste, con un aire ofendido esperaba la respuesta.
–¿Y porqué te envía “mucho amor”? – volvió a preguntar escupiendo las últimas palabras.
Esta vez ella dibujó una mueca graciosa en su propia cara. Subió la comisura derecha de la boca.
–¿Celoso? – preguntó ella divertida mientras enrollaba un rizo entre sus dedos.
–¿Yo? ¡Qué va! Solamente me habría parecido importante saber que tienes novio ¿no crees? Habría sido una magnífica información – exclamó él con ironía.
–Es mi primo, tiene once años – dijo ésta a punto de estallar de la risa. La cara de Louis tomó una apariencia derrotada y solo respondió con un “ah” seco.
–Soy idiota – replicó.
–Tal vez – contestó ella, mientras ella le lanzaba un cojín a la cabeza.
–¡Eh, en la cara no! ¿Como pretendes que gane dinero si la estropeas? – pero no hubo respuesta, solo varias risas.


–¡Te he dicho que no! – gritó la rubia, cada vez más fuerte.
–¡¿Podéis callaros ya que no oigo a mi madre?! – gritaba la otra rubia mientras ponía su mano en la otra oreja para oír mejor – Oui, maman, je te promets que je t'appelle. Non, sérieusement, ils sont de bonnes personnes – decía la francesa en su lengua materna (Si, mamá, te prometo que llamaré más. No, en serio, son buena gente)
–¡Porfavooor! Nina, solo es una cita – rogaba un pequeño irlandés a la chica más guapa que había visto nunca.
–¡Te he dicho que no!
–Pero por favoooor – seguía rogando el rubio.
–¡Os he dicho que os calléis! – exclamaba enfadada Amelie – Non, dire à papa que j'ai retenu et me forcer à dire de bonnes choses – decía ella, cansada. (No, dile a papá que no me tienen retenida y me obligan a decir cosas buenas) – Non, pas plus que je n'ai été violée ou réduits en esclavage. (No, ni me han violado ni estoy esclavizada).
–¡Os ha dicho que os calléis! – gritaba el único moreno de la casa, atento a lo que decía su querida.
–¡Ahora calla tú Zayn! – gritaba el rubio sacándole la lengua.
Qu'est-ce que je te dirai qui ont mon âge et qui sont des amis à moi! (¡Que te he dicho que tienen mi edad y son amigos míos!) – Amelie puso los ojos en blanco mientras cojió un cojín y se lo tiró al rubio a la cara. Éste puso cara de enfurruñado. Y cruzó los brazos – Au revoir, je vous aime trop maman, papa me salue. (Adios, yo también te quiero mamá, saluda a papá de mi parte) – repetía ésta con voz cansada.
–Ala, ya podéis gritar – dijo Zayn mientras metía la cabeza en un diccionario francés-inglés para entender lo que decía la chica.
–No, no podéis – dijo Nina levantándose de la cama y yendo a la cocina – me duele la cabeza.
Tras ni quince segundos sonó el timbre. Amelie, cautelosa se acercó a la puerta y miró por la mirilla. Al ver quien era sonrió y abrió la puerta.
_____________________________________________
Amadme, es casi el doble de lo que suelo hacer xD y tenéis mucho pá leer porque he metido la vida de más personajes. Dejo claro que cuando Kat está presente narra ella. Cuando no, narra Jorge Javier Vázquez  una tercera persona anónima.
PD: me he abierto otro blog! :''D Pero no va de esto, es de entradas varias, así. Si gusta y tengo tiempo haré otra :3 http://iamtheonlymeinworld.blogspot.com.es/